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"Coro: ¡Ay dioses nuevos! ¡Habéis pisoteado las antuguas leyes! ¡Me le habéis arrebatado de las manos! Pero yo, miserable, la despreciada, encendida en cólera arrojaré sobre este suelo en desagravio de mi afrenta todo el veneno que gotea de mi corazón. ¡Vaya si lo arrojaré! Y este veneno se derramará por la tierra, y su ponzoña secará hojas y flores, y matará a todo ser viviente, y no perdonará a los hombres! ¡Oh justicia! ¡Todo, todo lo apestará y asolará! ¿Lloro? ¡Qué hacer! ¿Me río? ¡Lo que he padecido ha de pesar mucho a los atenienses! ¡Ay hijas de la noche! ¡Infelices! ¡Cuán grande y afrentosa es la desdicha que lloráis!"
Orestiada, Las Euménides