domingo, 12 de octubre de 2008

El tiempo se ha parado***

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El tiempo se ha parado.
Cerramos nuestros ojos,
el aire dejó de existir,
nuestro cuerpo temblo,
y todo se estremeció.

Una lágrima recorrió mi cara,
hasta tocar mi cuello.
Una sonrisa se dibujó en tu rostro,
hasta desfigurar tu semblante.

Te quise,
me quisiste.

El tiempo se paró.
Continuó, pero terminó.

jueves, 9 de octubre de 2008

Princesas y principes.

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La princesa lo miraba perpleja. No podía desviar su mirada de este principe que le prometía amor, locura y pasión con su mirada.
Ella no lo sabía, pero al cruzar sus ojos se había entregado a una relación que la desgastaría al punto de querer conocer la muerte. No tenía idea, no lo había siquiera pensado, pero su felicidad ya había comenzado a hacer la cuenta regresiva.

viernes, 3 de octubre de 2008

Ars Poetique (Retractatio).

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No sé qué sucede, pero ya nada de lo que escribo me gusta. Las palabras han dejado de tener sentido, y han comenzado a flotar por todas partes; se encuentran en el aire, deambulando, esperando a que en mi mente ocurra la inspiración divina, pueda tomarlas y las plasmarlas en un papel. El problema es que, ya no es tan simple como solía serlo: antes, con solo tener una idea, ya se tenía todo lo necesario para poder empezar a escribir. Ahora, es necesario tener la idea expuesta en párrafos de igual largo, con un desarrollo más o menos extenso, que pueda mantener la sintaxis y la gramática (no vaya a ser que cometa algún atentado y que me quieran colgar después).

Veo conectarse a una antigua amiga cuyo seudónimo me recuerda mis días de colegio, donde todo era plano y accesible. Recuerdo esos largos recreos sentado en el pasto con mis amigos conversando sobre la pelea de algún compañero con el profesor, o sobre el carrete del fin de semana y cómo todas esas discusiones sin sentido, terminaban siendo un material indescifrable (o al menos cerrado) de un próximo cuento. A veces, me despierto en las mañanas, pensando qué iremos a conversar con mis amigos en clases, mientras el señor condorito se encuentra copiando las reglas para poder solucionar una ecuación de grado 3, con más de dos incógnitas. Pero a los minutos me doy cuenta de que la vida ya no es así, que estoy en otro mundo, donde mis amigos no están y que la niñez he de dejarla atrás.

Todo esto ocurre por la falta de madurez: es hora de dejar todo atrás, de mirar hacia delante y empezar a preocuparte por ti. Crecer, es lo que te falta: la madurez no solo se ve en cómo afrontas las situaciones de riesgo, sino en cómo me presento ante lo cotidiano.