domingo, 4 de agosto de 2013

EL SAUCE

La depravación se había terminado: su decisión se encontraba tomada, y nada podría hacerlo cambiar de opinión. Ya no desperdiciaría ni un mísero segundo de su vida. Todo debería ser por algo, pues nada debe ser gratis. La vida le ha enseñado a golpes, piedras y empujones que esa ley es incorruptible
Miró sus manos ensangrentadas una vez más, dejando de lado todo prejuicio y se sumergió en sus propias fantasías, aquellas que lo rondaban desde el comienzo de los tiempos. Se sintió tranquilo, al descubrir que esta situación era algo que estaba predestinada hacía siglos.
El sauce se acercó... día a día, cada vez más cerca. El sauce. El bendito (o maldito, inclusive) sauce que llenaba sus sueños se podía ver en la realidad, instalando en su balcón, contoneando sus raíces y ramas; llamándolo, invitándolo.
Sus manos no estaban entintadas, sino que por el contrario, estaban límpidas. Cerró los ojos y se entregó a la princesa de toda una vida. . .

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Miren, él, el Marío Luiso Bombal.

Anónimo dijo...

After all you put me trough, you might think I dispice you...