domingo, 1 de abril de 2007

Predestinación (2da. Parte)

El segundo de mis hijos, en cambio, pudo tener toda su infancia y adolescencia con nosotros. Nació, años después de la muerte de nuestro primer hijo, y lo llamamos Camilo, en conmemoración a mi abuelo, muerto el mismo año. De la perfección física que tenía su hermano, el no había heredado nada, al contrario. Pero esto no cambió la situación, de que nosotros le diéramos todo el amor que habíamos perdido anteriormente.
Fue criado en casa, no dejábamos que cualquier persona se acercara a él. Teníamos miedo de perderlo. En cierta manera, lo sobre protegíamos.
A pesar, de que su aspecto físico no era él mejor, su inteligencia era algo que superaba en creces a su hermano, y era algo notorio. Muchas personas, con solo hablar con él lo notaban, era algo increíble. Sin embargo, había algo que nos molestaba: “Sus pensamientos”. Eran algo que a nadie en nuestra familia, se le habría ocurrido, y mucho menos aceptado. Siempre pensaba en el resto de las personas, pensamientos socialistas, o más directamente, comunistas.
No entendíamos como podía perder su tiempo pensando en aquellos seres de tan poca importancia, de tan poca clase e influencia en la sociedad. A fin de cuentas, uno solo tiene que preocuparse de uno mismo, y no tiene porque perder los pocos minutos del día en los que no estas trabajando en gente que no tiene lo mismo que tú.

Da igual. Divago, pierdo el hilo y la secuencia lógica de la historia. Mejor vuelvo a un punto clave, la educación de Camilo y la influencia que esta tuvo en lo que fue su vida.
Como fue criado en casa, paso mucho tiempo sin hacer amigos, era un poco solo, y tal vez eso era culpa nuestra; Por lo que, pasaba mucho tiempo encerrado en la biblioteca de nuestra casa leyendo y leyendo diversos libros, de los cuales nunca pude yo leer más allá de las primeras paginas.
Esto fue, sin duda alguna, una parte fundamental de sus pensamientos. Podría jurar en estos minutos, de que si me hubiera cuidado de lo que Camilo leía cuando no había nadie en la casa, las cosas no habrían seguido de la misma forma.

Debo comenzar con la historia, desde un punto para que sea entendible. Y eso, lo haré en estos minutos.
Camilo, se encontraba, como siempre, leyendo en la biblioteca alguno de los inmensos volúmenes, que se encontraban ahí desde hacía años, cuando llegue yo, para hablar con él sobre sus nuevas clases.
Cuando entré, pareció no notar mi presencia, o simplemente ignorarla, lo que me hizo enojar y golpear la mesa:

- Escúchame. No te pienses que puedes hacer el idiota cuando quieras.
- No lo hago padre, simplemente estaba concentrado.
- Da igual. Ahora, vas a tener un nuevo profesor. Debido al altercado de la otra semana, decidí despedir al otro, no espero que lo entiendas, pero tampoco que me reclames por mi decisión.
- ¿Qué lo despediste? ¿Solo por que te preguntó si yo podía ir a su universidad?
- Si, eso mismo.
- ¿Cómo puedes hacer eso?
- Jamás permitiré que entres a una universidad a estudiar ese tipo de carreras, y menos a esa. No es gente de tu clase, y tú deberías saberlo.
- A mi no me importa las clases de las personas.
- Eso es porque, nunca has tenido que convivir con nadie más que tu familia, y tus empleados. No tienes ni idea de cómo es el mundo.
- A pesar de lo que piensas, si se como es el mundo. He leído mucho, y se como las injusticias que son cometidas en el, y como mucha gente con la excusa de “Querer ayuda” se roba el dinero de otras personas.
- No deberías opinar sobre temas en los que no sabes más que lo que te dicen tus amistades de la cocina.
- ¿Por qué los tratas así? Son personas, ¿Sabías?
- Tal vez lo sean, pero no se merecen un trato mejor si lo único que hacen es meterte cosas en la cabeza, en vez de hacer su trabajo como Dios les manda.
- A veces, desearía no ser tu hijo, o mejor, no haber nacido aquí. ¿Sabes? Soy el único de muchos jóvenes que nunca ha ido a una fiesta, el único que no conoce más allá de su Jardín.
- ¿Y es para ti, realmente importante ir a esos lugares? No eres más que un mal agradecido, jamás sabrás ni podrás conocer a alguien que tenga la vida que tú has tenido. Te hemos dado de todo, no te hace falta nada.
- Material, todo lo material lo tengo.
- ¿Y hay, acaso algo más importante?
- Si, si lo hay.
- ¿Y qué sería?
- No vale la pena decírtelo, padre, jamás lo entenderás, tienes demasiado seco el corazón.
- ¿Cómo te atreves?



. . . Continuára . . .

1 comentario:

J dijo...

Un poco largo xD!!
Y todavía queda mucho más por subir; De hecho, ni siquiera la he terminado xD!!

Gracias por su tiempo