Levanto su mano, pero la bajo al instante. Lo miro con una rabia que no podía controlar, y finalmente, salió indignado de la habitación, dejándolo solo.
Ese fue tal vez, la primera de tantas peleas que tuvimos, hasta que todo sucediera de una manera imparable.
No había nada que pudiera evitar nuestras peleas, ni siquiera mi mujer, pero ella calmaba el ambiente, y eso era algo obvio. Sin embargo, luego de un año de peleas consecutivas, el corazón de mi mujer no aguanto más las tensiones de nuestra casa y cedió.
De una u otra forma, la llama de la vida de Mariana se apago. Llegó a su fin, dejándonos a ambos solos. A nuestra merced, y nuestra guerra diaria sin ninguna moderadora que nos hiciera ceder.
La noche en que todo pasó, comenzó de la mejor forma en que podría haberlo hecho, con una de nuestras, ya habituales, peleas:
- ¿Ya estas listo?, le pregunte.
- Si, ¿No se nota?, me contesto Camilo.
- No, la verdad es que no. Parece que fueras a jugar fútbol, y no a la comida del nivel de gente que vas.
- La verdad, es que así soy. No voy a disfrazarme para que las demás personas piensen otras cosas, padre.
- ¡Anda a cambiarte! No permitiré que un hijo mío ande así por la calle.
- ¿Ya están peleando?, dijo mi mujer.- ¿Qué acaso no pueden pasar un día sin hacerlo?
- Es que con este caballero que tengo por padre, es bastante difícil no hacerlo.- Contesto él, con un dejo de indiferencia que hizo hervir mi sangre.-
- ¡Es el colmo! ¿Cómo es posible que esto me suceda a mí? ¿Y que tú, al que le hemos dado todo, nos pague así?- Levanté mi mano, a lo que mi señora se puso entre ambos y sostuvo mi mano con fuerza.-
- Déjalo. No te atrevas a tocarlo.- Mariana, tiritaba, y su respiración se hacía cada vez más rápida, parecía victima de una gran excitación.- No te dejaré que lo vuelvas a tocar como lo hacías con nuestro otro hijo.
- Madre, por favor cálmate, a mi no me molesta nada. Cálmate por favor.
Camilo alcanzo a terminar de pronunciar esas palabras antes de que Mariana, mi mujer cayera al piso desfallecida. Fue la última vez que la escuche hablar y abrir sus ojos. Y todo, fue, por mi rabia mal contenida, por mi crueldad y repetidas peleas con Camilo.
Tal vez, no me culpo de muchas cosas. Tal vez, no me arrepiento de muchas otras. Pero esa noche, ha sido de las peores de toda mi vida, ojala pudiera volver a atrás y cambiarla. A lo mejor, ahora no estaría solo como lo estoy.
Su muerte fue inevitable. Murió de un ataque al corazón del cual no hubo nada que hacer. Una vez llegado el doctor, ella ya había muerto y sus ojos se encontraban abiertos, mirando el vació, demostrando miedo y sufrimiento.
La enterramos a los dos días siguientes. Su ataúd estuvo siempre vigilado por mis guardias, familiares y amigos, algo que a ella, a diferencia de mí, nunca le faltaron. La misa fue triste, y la gran cantidad de gente llorando demostraba la inmensidad de cariño que esta mujer recibió desde su adiós.
Jamás podré olvidar la angustia que sentí ese día, fue algo nunca antes sentido por ningún ser humano. Verdaderamente, algo que nunca creí poder llegar a sentir. En otras palabras, sentimientos que ningún otro ser humano, se atrevería a sentir.
Con Camilo, nos mirábamos, nos culpábamos el uno al otro. El a mí, por haberle levantado la mano, y yo a él, por haberme hecho enojar con su forma irreverente de desafiarme día a día durante todo el tiempo. Pero desde el fondo, no podíamos enjuiciarnos ese día., en secreto habíamos hecho un trato de no pelear ese día, solo por la memoria de Mariana.
Luego de ese día, Camilo se encerró en su pieza, y no salió hasta que lo hice llamar, por más de media hora, mediante gritos. Caminó lento, sin ninguna prisa, como si nada de lo que fuera a decirle pudiera importarle realmente, y eso se notaba en sus ojos.
Apenas entro, no lo hice esperar mucho, fui directo al grano, y le dije todo lo que pensaba, sobre lo que había pasado:
- Camilo, supongo que ya has entendido el alcance de tus palabra, y lo que has conseguido con esa obstinación que tienes.
- ….
- ¿Cómo? ¿No vas a responder?
- No tengo nada que decir.
- ¡Ah no! ¡Esto es el colmo! ¿Acaso no te das cuenta de que has matado a tu propia madre con tus peleas diarias?
- Yo…- Lagrimas cruzaban su rostro.- Tu… No creo que debamos tener esta conversación ahora.- Caminó en dirección a la puerta, pero lo detuve.
- Tú no te vas a ningún lado, hasta que terminemos esta conversación.
- No quiero.
- A veces, me da vergüenza que seas mi hijo. No puedo creer que sangre de mi sangre pueda ser así.- Tomé aire, lo necesitaba, la sangre hacía latir mi cuerpo.- Siempre me has llevado la contraria en todo, parece que no significa nada el hecho de que hayas venido de mis entrañas. Si tan solo fueras como tu hermano.
- Siempre me has comparado. Nunca me has aceptado tal cual soy. Nunca has podido aceptar que piense de forma contraria a ti. Que seamos distintos es algo que te ha causado dolor toda tu vida, pero no porque te disguste eso, sino que, porque siempre has querido que sea como mi hermano.- Se detuvo, miró por la ventana, como el sol iluminaba todo el patio en una vista hermosa.- No voy a permitir que esto siga pasando. Me duele.
- Si no te gustan mis reglas, te puedes ir.
. . .Continuara. . .
4 comentarios:
Siiiiiiiii
ahora puedo postear parece =D
Uie
bueno, ia te dije pu..
buen tema =)
qu siga qu siga ! :p
Emmm, eso
Guardame tortita !!!!!
A tu profe de ortografia
juas xD
mira mia lo logre n_n
Hola lindooo
cm estai?
bn aca muriendome de calor
bueno
en fin....
ta buena la historia, intrigante jajaja al principio me abia costado agarrarla peor ahora la agarre asiq espeor q siga y si meti algun tema reflexivo mejor, siempre un tema reflexivo x detras es bueno le da mas fuerza ala historia.
besos
te quieroooo
daniiilindaaa =)
jajaj broma
dani ricke
Nose si le dije lo que opinaba de esto.... quizas si, quizas no...
Me agrada, tiene tu sello en cada palabra.
Las palabras se han perdido en las botas, que deje tiradas en el tablero de ajedres, de este juego previo armado y he quedado
en jaque. No puedo decir mas, pero si las encuentro de seguro las hago llegar a traves de la luna y de la tierra.
Un beso a Eyre, otro a mi hermanito.
Publicar un comentario