Hoy día me desperté creativo, y creo que ha llegado el momento de seguir con una antigua costumbre que tenía en mi Fotolog. Sí, fiel lector, esa en que me pegaba las tremendas voladas con una canción. A ésta sección la llamaremos: "Cancionero".
En el día de hoy: "Stranger - Hilary Duff".
[Todos ocultamos algo. No existe persona que se muestre completamente tal y como es en público. ¿Quieres conocerme? Pues, atrevete. Ven, consigue adentrarte en mi, sólo un poco más de lo que lo han hecho las demás personas. Si eres la persona adecuada, pues lo lograras, aunque no seas más que un verdadero extraño. Prefiero eso, a un conocido que sea desconocido].
[Corre, apurate, no pierdas tiempo. El tiempo se acaba. Si te tomas un minuto más para pensarlo no quedará nada de mi por conocer. Todo quedará en el aire, y no podrás ver nada. Mi cuerpo dejará de estar en la tierra, mas mi alma flotara por el aire. No es muerte, es algo más allá. Tú, fiel amigo/a, sabes a lo que me refiero]
Te has transformado en algo que no eres tú. Te ha consumido la falta de ti. Ya nada queda de aquél al que tanto cuidaste. Se ha perdido. Luchaste por ser alguien, y en un par de minutos lo has tirado todo al olvido. ¡Qué decepción!
Estaba en una libreria mirando los libros, mientras la persona que atendía me buscaba el libro que le había pedido (No voy a decir cuál, debido al hecho de que no me gusta hacer publicidad en mi blog). El punto es que mientras veíalos títulos me acordé de un libro que leí el año pasado y que me gustó mucho. Se trata de "Cumbres Borrascosas"
La pregunta es: ¿Por qué me gustó tanto éste libro?
La verdad es que no lo sé. Pero creo que puede ser el hecho de la historia atormentada que nos narra Emily Brontë. Me encanta ese ambiente, ese perpetuo querer un amor que no es posible encontrar. Un amor que no nos lleva a nada más que al sufrimiento. El sentirse perdido, el no querer vivir porque la persona que amamos no nos corresponde de la forma en que quisieramos.
Juro que algún día dominaré la escritura (aunque sea sólo en un pequeño porcentaje), de la forma en que lo hacía Emily Brontë. Esa es mi misión.
"El señor Azul estaba despedazado. No sólo había perdido años observando a un supuesto señor Negro, sino que también había perdido su vida. Ya no quedaba nada porque luchar, nada porque vivir. Ningún soplo de esperanza, por mínimo que fuera, entraba por su ventana".
"Tal vez, el hecho de haberse encerrado, nuevamente, había contribuido a la situación de sentir que la señora Rojo lo observada cada vez más. ¿Habría alguna conexión? Tal vez todo era un circulo vicioso del que nunca saldría".
"¡Que horror! Me he entregado a una vida de la que nunca podré volver a salir. ¡He vendido mi alma al diablo por un par de pocos y malditos pesos!".
Mi mirada en un vaso. El vaso está servido. Mitad lleno, mitad vacio, da igual. Es un liquido oscuro, o mejor dicho, negro. Lo tengo en frente a mi, y lo miro mientras desde el balcon de la casa de al frente una chica con un poleron blanco me saluda gritando mi nombre y moviendo su mano.
Ella es Pepa. Una chica diferente. Y a decir verdad, recien a los cinco meses de conocerla llegué a saber su verdadero nombre. Porque no, su nombre no es "Josefina" como todos pensaríamos, es "Fernanda". Mi vista queda perpleja ante tal figura. Pero no es la única vez que me hace perder completamente la concentración de lo que estoy haciendo, por el contrario. Siempre ha sido la persona ideal para desconcentrarme de aquellos pensamientos amorosos pasados en el momento en que lo necesitaba.
Gracias.
Gracias por estar ahí. Por recibirme en tu casa. Por invitarme a almorzar mil veces. Y aunque no te vi disfrazada de Griega o Romana (Aunque estoy seguro de que era Griega) no significa que no haya pensado en ti esa noche. Y que cada mañana del 20 de enero no te vaya a recordar (Tú sabes porqué).