Aceptación: sus manos.

Aceptación: sus manos.

- “Será mejor que lo aceptes. Yo ya lo he aceptado y eso hará que sea menos difícil, al menos para mí. Por favor, no me lo hagas más difícil al no reconocerlo tú. Eres, prácticamente mi hermano, mi mejor amigo y, por eso mismo, entiendo que te cueste tanto comprenderlo, pero vas a tener que saber meterlo en tu cabeza, de lo contrario solo complicarás lo que debe ser”.
“…Hace un par de años que no dejo de tener, cada cierto tiempo, el mismo sueño. Es como si de alguna forma se me quisiera avisar de algo; de algo que no logro entender qué es. Mis manos comenzaron a picar incansablemente durante las últimas semanas y no hubo forma de detener esta sensación de comezón en ambas palmas. Sin embargo, estas molestias son las mínimas en comparación a las que vendrían un tiempo después, como son: mareos, vómitos y, toda clase de malestares que venían dentro del paquete de la enfermedad que, lentamente, se fue gestando en mi interior. Hoy, ya sometido a mi destino he entendido lo que me espera y lo que significa esta situación que estoy viviendo: debo asumirla como todo un hombre”.
“…Te dije mil veces que deberíamos revisarlo, que deberíamos sacarlo de su lugar, que no se veía bien aquella mancha en mi piel. Pero no me escuchaste, preferiste hacer caso omiso a mis palabras y evitar una pérdida de tiempo. Pues bueno, ahora ¿qué parece ser una ‘pérdida de tiempo’? Creo que estar aquí, sin poder hacer mi vida y aprovechar lo poco que me queda. Pero, ¿sabes? He aprendido a disfrutar y que lo que se me viene es una preciosa oportunidad de conocer el lugar de dónde provengo con una anterioridad muy superior a la gran mayoría de las personas de mi edad. No creas que ha sido fácil aceptar esto con la entereza con la que lo estoy haciendo. Ha sido de una dificultad inmensurable, incontable. Al principio, como todo mortal, tuve miedo, pero ahora, ya puedo sentir el calor de ese ser superior que me ha creado en un principio esperándome, llamándome para que vaya a Él”.

- “Me pides que lo deje ser, que deje a esa enfermedad seguir su curso dentro de tu frágil cuerpo, pero no puedo. No puedo permitir quedarme parado mirando como todo sucede. Me gustaría poder intervenir, ayudar, permitirte ser libre y volver a tus estudios; que todo sea como solía ser antes, en el tiempo en que todavía no conocías estas habitaciones de este frío hospital. Ojala pudiéramos volver al pasado y disfrutar más esas extensas conversaciones hasta el alba en tu habitación, no interrumpirlas con estúpidos comentarios sin sentido que solo contaminaban el ambiente”.
“…Es como si el tiempo no pasara, ¿entiendes? Desde el día en que supimos que todo esto sería así, es como si el tiempo se hubiera detenido, como si nada más tuviera que ver con lo que está sucediendo. Tengo miedo de lo que pueda suceder luego de lo que ya no estés. Eres una persona demasiado importante para mí, no creo que pueda sustituirte, de ninguna forma podría hacerlo”.
“…No, de ninguna manera, ¿cómo se te puede ocurrir semejante tontera? No voy a cometer tal agravio, sería una ofensa para nuestra amistad que me obligarás a hacer algo así. No, te lo repito. Ni aunque me obligues eternamente podría hacer algo de tal magnitud, me parece una soberana idiotez”.
“…¿Qué? ¿Eso quieres? Está bien. Mañana mismo”.

- “No. No te tengo miedo. No creas que será tan fácil para ti alejarte de mí. Una vez cumplida esta misión podré ser libre, pero tú, no. A pesar de que pongamos todo nuestro empeño siempre te quedaran los remordimientos del error cometido en antaño”.
“…‘Entiendo que no quieras tener nada que ver con lo que está sucediendo, pero vas a tener que verte enredado en tales situaciones por el resto de tu vida, así que mejor, empieza ahora’, eso no es una frase que ayude con el tema de mi autoestima. Por otro lado, estoy harto de escucharte decir: ‘en vez de reflejar todos tus problemas en los demás deberías enfrentar tus propios problemas como hombre que eres’. No sabes cómo me molesta escucharte decir eso una y otra vez. Es como si fueras una grabadora dentro de mi cabeza que repite y repite. Debes dejarme resolver mis problemas a mi manera, aunque no sea de hombre, como dices tú”.
“…No creas que esta enfermedad te liberará de tus culpas. Expíalas, te lo recomiendo”.

- “Esta historia se escribe así: nosotros amigos, nosotros enemigos. Él y tú amigos, pero solo hasta cierto grado. Él y yo amigos de gran profundidad. Ahora, ustedes dos amigos de verdad”.
“…Si crees que es fácil estar en mi lugar: ven, tómalo, te lo regalo. No quiero tener nada que ver con lo que está sucediendo; sobretodo si te involucra a ti y a los demás. Llegó el momento de la verdad”.
“…En realidad, así es. Llegó el momento de la verdad: yo no pertenezco a este lugar. Yo tengo una misión en otro lugar. Es por eso, que debo marcharme. Aléjate de mí lo antes posible. Olvida mi nombre, mi rostro, mi cuerpo y mis pensamientos. Olvida todo lo que pueda traerte problemas en algún futuro”.
“…Mis manos se han podrido, es hora de aceptarlo”.

Fin